Firma de Daniel Zuloaga en un azulejo.

Unos de los elementos sobre los que se actuó en la reciente restauración del hall de entrada al claustro de profesores de la Escuela Técnica Superior de Minas y Energía de Madrid fue sobre la azulejería que cubría sus muros, obra de Daniel Zuloaga. El ceramista, considerado uno de los renovadores de esta disciplina en España, fue tío del famoso pintor Ignacio Zuloaga, pero hubo otros muchos miembros de la familia quienes también se dedicaron al arte de una u otra manera.

Eusebio Zuloaga, precursor del damasquinado

La saga comienza con Eusebio Zuloaga González (1808-1898), armero español, considerado el precursor del damasquinado moderno –trabajo de artesanía que consiste en la realización de figuras y dibujos mediante la incrustación de hilos y láminas de oro y plata en acero y hierro, normalmente pavonado-. Fue el primer artista español que consiguió clientela y reputación más allá de nuestras fronteras al participar en la primera exposición internacional, celebrada en el Crystal Palace de Londres en 1851. De su primer matrimonio con su prima Antonia Zuloaga tuvo tres hijos, uno de ellos Plácido (1834-1910), su sucesor en el arte del damasquinado. Posteriormente se casó con su cuñada Agustina, de la que enviudó, y después con Ramona Boneta, especialista en galvanoplastia, es decir, en la aplicación tecnológica de la deposición de metales mediante electricidad, que se utilizaba en imprenta y algunas artes plásticas. De este matrimonio nacieron Guillermo, Daniel y Germán.

Guillermo, Daniel y Germán, los hermanos ceramistas

Los hermanos Zuloaga, Guillermo (1848-1893), Daniel (1852-1921) y Germán (1855-1886) comienzan en el mundo de la cerámica debido al interés de su padre en esta materia. Eusebio había aprendido el arte del esmalte en Sèvres, ciudad francesa famosa por su fábrica de cerámica, y tenía la intención de restaurar, a través de sus hijos, la antigua manufactura madrileña de La Moncloa, heredera a su vez de la Real Fábrica del Buen Retiro. De momento, consiguió que la Corona enviara a sus hijos a estudiar a Sèvres, donde permanecieron varios años.

En 1877 consiguen montar la fábrica de La Moncloa con ayuda de la Monarquía, que les cede unos terrenos para instalarla. Como contrapartida, los Zuloaga tenían que mantener una escuela gratuita de cerámica con doce alumnos, y entregar modelos de las piezas fabricadas a las escuelas de arte y los museos. En 1880, la empresa aún no proporcionaba los resultados esperados, por lo que al año siguiente se constituyó en Sociedad, en la que participaron personajes influyentes de la época como el conde de Morphy (secretario del rey) o José Cárdenas (ministro de Instrucción Pública), así como los hermanos Zuloaga, siendo Guillermo nombrado director. Fueron años de muchos avatares económicos para la familia, ya que Guillermo se hipotecó e incluso estuvo a punto de ir a la cárcel, hecho que se evitó porque sus hermanos le prestaron dinero.

 

Los tres hermanos Zuloaga a la derecha de la fotografía.

Los tres hermanos Zuloaga a la derecha de la fotografía en la fábrica de La Moncloa (Germán sentado delante, Guillermo de pie en el centro y Daniel de pie a la derecha). / Foto: Wikipedia.

 

Sin embargo, la década de 1880 fue muy provechosa para Daniel. Además de casarse con Emilia, a pesar de la oposición de su familia, empezó a tener muchos encargos, como los tapices que pintó en colaboración con su hermano Germán y el pintor Alfredo Perea para la cervecería escocesa de Madrid. Además participó en diversas exposiciones, como la Exposición Nacional de Minería de 1883, que debió suponer un respiro para los hermanos Zuloaga al tener el trabajo asegurado con el encargo que recibieron para hacer toda la decoración cerámica externa de las cuatro fachadas del Palacio de Velázquez, situado en El Retiro madrileño.

En 1886 se produjeron una serie de cambios trascendentales para los Zuloaga. Guillermo tuvo que dejar la fábrica a causa de los problemas económicos, y se fue a trabajar a Bilbao. Daniel montó un taller de cerámica en Vallehermoso, en Madrid, desde donde seguramente hizo la decoración del Palacio de Cristal del parque del Retiro, encargada por el arquitecto Velázquez Bosco. Sin embargo, ese mismo año falleció su hermano Daniel, lo que supuso un gran mazazo para él, ya que además del lazo de sangre, habían sido compañeros de trabajo durante toda su vida.

Los años siguientes traerían más estabilidad a los dos hermanos restantes. En 1888 Daniel estaba trabajando de nuevo en La Moncloa cuando Velázquez Bosco les hizo el encargo de la decoración de la Escuela de Minas de Madrid, con sus gigantescos murales de las fachadas este y oeste. Seguramente estas cerámicas se cocieron en La Moncloa, ya que el nuevo administrador jefe, Isidro Benito Lapeña, mantenía buenas relaciones con Daniel, que perdurarían muchos años después de cerrar la fábrica. Estas serían las últimas colaboraciones de Daniel y Guillermo antes de la muerte de este en 1893.

Para entonces, el taller de Vallehermoso se le quedaba pequeño a Daniel. Fue también en aquella época cuando, por motivo de una obra que tenía que hacer para el Ministerio de Fomento, realizó un viaje de exploración a Segovia y se quedó prendado de la ciudad. Así que formó empresa con los hermanos Vargas, que tenían allí una fábrica de loza llamada “La Segoviana” y se estableció en Segovia con su familia. Tras romper su relación comercial con los hermanos Vargas, y después de una breve estancia en Pasajes de San Juan (Guipúzcoa), regresó a Segovia, donde su obra alcanzó su mayor plenitud. Los pedidos le desbordaban y tuvo que contratar a tres de sus hijos, Juan, Esperanza y Teodora, quienes siguieron con la tradición ceramista, así como a ocho ayudantes más, así como a su hija Cándida y a su mujer, quienes se encargaban de las tareas de administración.

Ignacio Zuloaga, pintor de renombre

A finales del verano de 1898 llegó a Segovia Ignacio Zuloaga, hijo de Plácido y sobrino de Daniel, en cuya casa y taller se instala durante una temporada. Daniel ejerce una gran influencia en Ignacio, quien llegaría a ser uno de los pintores europeos más importantes de la época. Destacó por sus escenas costumbristas y retratos, dentro de un estilo naturalista de recio dibujo y colorido oscuro, influido por Ribera y Goya, en contraposición al estilo luminoso de su coetáneo Joaquín Sorolla. Vivió gran parte de su vida en París, donde estableció amistad con Toulouse-Lautrec, Degás o Gauguin, y allí se casó con Valentine Dethomas, hermana de su amigo el pintor Maxime Dethomas, quien llegó a ser una gran coleccionista de objetos y bibliófila, además de anfitriona de muchas reuniones de las generaciones del 98 y el 14. Famosos son los retratos parisinos de Zuloaga, sus paisajes de la geografía española, así como sus escenas costumbristas con personajes pintorescos de diversos rincones de nuestro país.

Fuentes: Memoria de restauración del hall de acceso al Claustro de Profesores de la Escuela de Minas y Energía de Madrid / Wikipedia.