Siempre es bueno escuchar noticias sobre avances científicos en materia de conservación y restauración de bienes culturales, y en este caso especialmente. Un grupo de investigación de la Universidad de Granada, dirigido por los profesores María Teresa González y Carlos Rodríguez, ha desarrollado un novedoso método de protección de monumentos de piedra caliza a partir de la combinación de materiales orgánicos e inorgánicos, creando un biocemento de CaCO3 bacteriano nanoestructurado. Este estudio ya ha sido testado con buenos resultados en la piedra caliza del monasterio de San Jerónimo de Granada, y publicado en la prestigiosa revista Nature Communications.

Estos tratamientos de protección siempre hay que adoptarlos con cierta prudencia. Sin lugar a dudas, se han realizado ensayos satisfactorios en una piedra caliza muy afectada por la contaminación atmosférica y las sales, pero todavía falta testarlo en otros monumentos calcáreos y observar la evolución de la pátina, así como las posibilidades de retirar dicha protección en un futuro, es decir, conocer su reversibilidad y/o retratabilidad. Desde Titanio Estudio, y en la medida de nuestras posibilidades, intentaremos aportar nuestro granito de arena en la búsqueda  de respuestas a dichas incógnitas.

De cualquier manera, queremos dejar patente nuestro más absoluto reconocimiento y sincera enhorabuena a todos aquellos implicados en la investigación del patrimonio y, hoy especialmente, a este laboratorio de la Universidad de Granada que tantos esfuerzos está realizando en el ámbito de la conservación y la restauración.

Los viajeros que este verano hayan acudido a Sigüenza (Guadalajara) al reclamo del nombramiento de esta ciudad medieval como Capital del Turismo Rural 2017, y de la exposición “Cisneros, de Gonzalo a Francisco” que aloja su catedral hasta el próximo 31 de octubre, habrán sentido cierta decepción al no haber podido disfrutar de algunas de las joyas que alberga este templo-fortaleza, ya que se encuentran en plena restauración. En concreto, se están reparando el retablo de Don Fabrique de Portugal, el retablo de Santa Librada –en cuyo primer cuerpo de la calle central se encuentran seis pinturas sobre tabla del pintor Juan Soreda-, la portada del Jaspe, y la portada de acceso a la Sacristía de Santa Librada. Estos elementos, labrados en piedra, se encuentran en los tres muros del brazo septentrional del transepto de la catedral.

Las obras, que comenzaron a principios de este año y se prolongarán durante un año y medio, consistirán en la fijación, consolidación y limpieza físico-química de los diferentes soportes y recubrimientos de pintura. También se restituirán elementos y se procederá a la reconstrucción matérica y cromática de este conjunto, que sufrió importantes daños causados por los bombardeos que recibió el templo durante la Guerra Civil.

Los elementos sujetos a restauración constituyen uno de los mejores ejemplos del primer Renacimiento en Guadalajara, donde este nuevo estilo introducido en nuestro país a finales del siglo XV y principios del siglo XVI tuvo que convivir con la establecida tradición gótica. De hecho, la catedral alberga el famoso sepulcro del Doncel, conjunto escultórico que supone un importante exponente del gótico tardío español.

El Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), organismo dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, es el encargado de promover esta intervención enmarcada en el Plan Nacional de Catedrales. Las obras supondrán una inversión total de 586.192€.