El pasado día 15 de abril, además de por ser el Día Mundial del Arte, será tristemente recordado por el terrible incendio de la catedral de Notre Dame de París. En poco tiempo, y ante los atónitos ojos de medio mundo, el fuego devoró gran parte de su cubierta, incluida su aguja. Aunque la edificación del templo comenzó en el siglo XII, la construcción de este último elemento correspondió a la restauración que el arquitecto Eugene Viollet-le-Duc realizó en torno a 1859, dentro de la ambiciosa renovación de París propiciada por el barón Haussmann.

También ahora unos trabajos de restauración han estado en el foco de la noticia, ya que todo parece indicar que el fuego se inició junto al andamio que se había montado para reparar la aguja y la cubierta. Sin embargo, la empresa encargada de estas labores niega su responsabilidad. Julien Le Bras, ejecutivo de Le Bras Frères, una de las empresas que trabajaba en la restauración de la catedral a través de la subsidiaria Europe Echafaudage, ha indicado que en aquel momento no se estaban realizando trabajos eléctricos o de soldadura, y que antes de irse desconectaron la fuente de alimentación existente y le dieron las llaves al conserje.

Por otro lado, parece que la catedral de Notre Dame no tenía seguro, o más bien el estado francés es el asegurador, como ocurre con todos los edificios religiosos construidos antes de 1905. Sin embargo, el tema monetario no parece que vaya a ser un problema ya que, con mayor o menor transparencia, las grandes fortunas y corporaciones francesas ya han donado cerca de mil millones de euros para la restauración del templo.

Lo que sí parece indispensable para evitar tragedias como la parisina es la aplicación de protocolos de conservación preventiva que minimicen los daños ante eventos como este. Es decir, y por poner un ejemplo sencillo, aplicar medidas globales al edificio en sí como revisar la instalación eléctrica, y otras para controlar las obras y reparaciones, que normalmente se encargan a empresas externas que no suelen estar especializadas en conservación. Así, a través de unas medidas de control, se les indicaría desde cómo se pueden hacer las soldaduras hasta qué herramientas pueden generar chispas. Por el momento, y ante el pavor de que algo así pudiera ocurrir en nuestro país, el ministerio de Cultura ha anunciado una inyección de 3,5 millones de euros para la salvaguarda de bienes culturales ante emergencias, que se enmarca dentro del Plan Nacional de Emergencias y Gestión de Riesgos en el Patrimonio Cultural de 2015.

Propuestas arquitectónicas

De todas formas, quizá lo más recomendable ahora es mirar hacia el futuro y decidir qué tipo de proyecto se va a hacer para recuperar este emblemático templo. El presidente galo, Emmanuel Macron, se ha propuesto como ambicioso objetivo recuperar la catedral en un plazo máximo de 5 años. Para ello, ya se ha anunciado la convocatoria de un concurso internacional para que arquitectos de todo el mundo propongan distintas soluciones para recuperar la cubierta y la aguja. Por otro lado, el ministro de Cultura francés, Franck Riester, confirmó que los franceses podrán expresarse sobre la reconstrucción de Notre Dame. Y parece que estos ya tienen clara su postura, porque según una encuesta de YouGov publicada a finales de abril, el 54% de los franceses se inclina por una reconstrucción fiel a la Notre Dame que había antes del incendio, frente al 25% que se muestra favorable a una actualización arquitectónica.

Entre los expertos la controversia también está servida. Algunos opinan, en un planteamiento historicista, que lo más adecuado sería recuperar su apariencia anterior. Para ello serían de utilidad las piedras de los canteros de Poio, en Pontevedra, que ya han ofrecido sus servicios a Francia, o los robles franceses que sus productores han anunciado que aportarán gratuitamente a la causa. De hecho, el propio Víctor Hugo, autor de “Nuestra Señora de París”, detestaba cualquier añadido histórico a una iglesia medieval.

Pero también los hay quienes consideran que esta es una oportunidad magnífica para aportar ideas arquitectónicas propias de nuestra época, sobre todo en un templo que se tardó 200 años en construir. Para avalar su planteamiento recuerdan que precisamente la aguja que se consumió en el incendio y que construyó Viollet-le-Duc a mediados del siglo XIX fue considerada en su tiempo como toda una osadía. Lo único claro es que, tanto si se opta por una u otra opción, a los responsable de la reconstrucción les será de gran utilidad el minucioso mapa 3D con tecnología láser que un historiador realizó hace unos años, así como los estudios que se realizaron para recrear la famosa catedral en el conocido videojuego “Assassins’s Creed Unity”.

La aguja de Notre Dame en el videojuego “Assassin’s Creed Unity”.

Una imagen de la aguja de Notre Dame en el videojuego “Assassin’s Creed Unity”. / Imagen: ubi-source.com

Sin embargo, en toda esta discusión, se echa en falta la consulta a los que más saben sobre el asunto: los restauradores y conservadores franceses. Tanto es así, que la Asociación de Restauradores de Francia se vio obligada a lanzar un comunicado el pasado 23 de abril para recordar, entre otros puntos, que “son los conservadores-restauradores quienes podrían indicar recomendaciones para el embalaje y el transporte de las obras de Notre-Dame, para realizar los informes de estado y los controles de conservación, establecer diagnósticos y las recomendaciones de tratamiento. En los próximos meses, supervisarán la evolución de las obras desplazadas que se aclimatarán a un nuevo entorno, pero también la de las obras aún in situ, como esculturas, trabajos en madera y vitrales. Solo su experiencia permitirá evaluar los daños que podrían aparecer después del desastre, y son ellos los que llevarán a cabo las intervenciones necesarias para la conservación y restauración, en consulta con los responsables de las obras”.

De cualquier manera, más allá de polémicas o debates (los dejamos para nuestros apartados en las redes sociales), Internet ya está repleto de diferentes propuestas para reconstruir la catedral de Notre Dame, algunas muy elaboradas, otras algo más locas. Queremos recopilar aquí algunas de las más populares en Instagram para que nos sirvan a todos de reflexión sobre cuál puede ser el futuro de la que es quizá la catedral más famosa del mundo.

Notre Dame

Notre Dame

Notre Dame

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