Con el fin de atraer el interés turístico más allá de ciudades como Roma, Florencia, Venecia o Milán, las autoridades italianas van a ceder gratuitamente 103 edificios con valor histórico-artístico, como castillos, palacios o villas, a emprendedores de menos con 40 años, con la única condición de que sean restaurados para convertirlos en puntos de potencial atractivo para los viajeros. El plazo de solicitud de este “plan estratégico turístico” finalizó el pasado 26 de junio, pero está previsto que Italia añada otras 200 construcciones a esta iniciativa en los próximos dos años.

Entre las sugerencias que la Agenzia del Demanio, versión italiana de Patrimonio Nacional y promotora de esta idea, ofrece a los futuros propietarios están las de convertir estos edificios en hoteles, restaurantes, centros de interpretación, tiendas o spas con la intención de contribuir a revitalizar zonas económicamente deprimidas. De hecho, un gran número de ellos están en rutas de turismo rural, histórico o religioso. En concreto, se encuentran en la Vía Apia, que une Roma con la ciudad costera de Brindisi; la Vía Francígena, los Caminos de San Francisco y de San Benito, además de en diversas ciclovías y otras rutas conocidas a nivel local. Las concesiones iniciales gratuitas se otorgarán a menores de 40 años a título individual o como miembros de una cooperativa o compañía de otro tipo, y tendrán una duración de nueve años, prorrogables a otros nueve. Incluso si el proyecto es lo suficientemente sólido se podría ampliar el contrato hasta 50 años.

En esta primera fase se incluyen lugares como el Castello di Montefiore, datado en el siglo XIII, o el Castello di Blera, edificado en el XII y que aún posee rasgos medievales. Anteriormente, en 2013, ya se intentaron vender cincuenta monumentos, entre ellos el Castello Odescalch, cercano a Roma, pero solo se compraron unos pocos. Y ya en 2015  se llevó a cabo una iniciativa similar, cuando se vendieron treinta faros de los cuales muchos siguen hoy en día desarrollando su actividad.