Los números de la reciente restauración de la fachada de la Casa Batlló de Gaudí son muy descriptivos. Dos años de tareas de análisis y planificación; cinco meses de trabajos in situ, bajo la atenta mirada de los visitantes, ya que no se llegaron a cerrar sus puertas al público; y más de 30 profesionales de siete gremios distintos interviniendo a la vez. El pasado 23 de abril vio la luz el resultado final de este ambicioso proyecto de restauración, limpieza y conservación en uno de los dos edificios de Gaudí situados en el Paseo de Gracia barcelonés, en concreto en su número 43. Y el resultado es, ante todo, brillante.

Aunque esta construcción fue edificada originalmente en 1877 por Emilio Sala Cortés, uno de los profesores de arquitectura de Gaudí, una vez aprobado el plan urbanístico de Barcelona -Plan Cerdà-, fue el maestro del Modernismo quien la reformó en su totalidad entre 1904 y 1906 por encargo del empresario textil Josep Batlló, convirtiéndola en una de sus obras maestras. La fachada fue restaurada por última vez en 2001, poco antes de que la casa fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ahora, esta reciente intervención ha resultado especialmente compleja por los diferentes materiales que componen la fachada, cada uno de los cuales ha contado con un tratamiento específico. Os resumimos aquí cómo se ha actuado.

Imagen de la fachada en la que se pueden ver algunos de sus elementos más representativos, como el trecandís, sus balcones y ventanas, o la piedra de su parte inferior.

Imagen de la fachada en la que se pueden ver algunos de sus elementos más representativos, como el trecandís, sus balcones y ventanas, o la piedra de su parte inferior. / Foto: casabatllo.es

Vidrio

Uno de los elementos característicos del Modernismo catalán, y más concretamente del universo de Gaudí, es el trecandís, ese característico mosaico realizado con piezas cerámicas o de vidrio. En la Casa Batlló son de este último material, las cuales se han limpiado con agua nebulizada a temperatura elevada, con cepillos plásticos y con bisturí, lo que ha contribuido a que recobraran su brillo original. También se ha recuperado el color original del mortero que une las distintas unidades, y se han descubierto cuatro franjas diagonales de color blanco que atraviesan la fachada. Además, se han dorado los cantos del vidrio emplomado de la Tribuna.

Cerámica

Las piezas cerámicas se encuentran principalmente en tres zonas del edificio: en el tejado, formando piezas onduladas; en la cruz de cuatro brazos que remata el coronamiento; y en los discos distribuidos en medio del trecandís. Los grandes desafíos que presentaban eran la variedad de su cromatismo y la degradación del esmalte en algunas zonas. Cuando esto último ocurre, pueden aparecer sobre las piezas hongos, bacterias, etc., formas de vida que hay que eliminar antes de proteger las piezas, como así se hizo.

Hierro

Grúas subemuebles de la Casa Batlló.

A ambos lados del balcón superior se pueden observar las grúas subemuebles. / Foto: El País-Massimiliano Minocri

Otro de los elementos distintivos de la fachada de la Casa Batlló son sus balcones, de los cuales se han recuperado sus colores originales. Para ello, durante esta intervención se ha procedido a decapar los barrotes y a pintarlos de dorado, mientras que las barandillas se han pintado de color blanquecino, ya que originalmente estaban pintadas de albayalde, pigmento blanco también conocido como blanco de plomo, empleado desde la Antigüedad y hasta el siglo XIX, que era el único pigmento blanco que se utilizaba en la técnica del óleo por sus propiedades secativas y cubrientes. Además se han restaurado las grúas subemuebles y sus cadenas, situadas a ambos lados del balcón superior, así como se han protegido otros elementos realizados en este material.

Madera

La presencia de madera en la fachada principal de la Casa Batlló se concentra en las ventanas. Originalmente se usó la de pinos de melis de principios de siglo. Para reparar aquellas partes donde la madera estaba rota, se han ensamblado piezas de madera del mismo tipo y de la misma época gracias a la investigación realizada por el equipo de restauración en diversos almacenes y talleres. Además, se ha comprobado que para decorarla se usaron dos tonos diferentes de verde: uno más claro en marcos, balconeras y tribunas, y otro más oscuro en los porticones.

Piedra

La planta baja y la tribuna principal cuentan con la piedra como elemento predominante. Este material estaba cubierto de suciedad causada por el polvo y la contaminación, que ha sido eliminada con una limpieza a base de vapor de agua y cepillo. Además se ha procedido a rellenar algunos huecos que existían entre los bloques. Y para facilitar su conservación futura, se le ha aplicado un hidrofugante que permitirá que la piedra “respire”, al impedir que la suciedad penetre en ella, sino que se retirará fácilmente con el agua. Gracias a todas estas intervenciones se ha conseguido recuperar la veta de la piedra y los dibujos que la integran.

Lámpara de la Casa Batlló.

La espectacular lámpara de la planta noble que permaneció oculta en una maleta durante años. / Foto: Joan Sánchez –El Páis.

De forma paralela a la fachada, también se ha trabajado en algunos espacios interiores, algunos de los cuales se incorporarán a la ruta habitual de los turistas. Por ejemplo, se han recuperado los estucos originales de las paredes, con juntas realizadas en pan de oro, del que fuera despacho del señor Batlló, ya que, después de acoger a diferentes empresas y particulares, desde la década de los 90 del pasado siglo el edificio es propiedad de la familia Bernat. Además, se ha restaurado una enorme lámpara de la estancia principal que da al Paseo de Gracia después de que se encontrara en una maleta de piel, donde se mantuvo oculta durante décadas.